Lo primero que se debe considerar en tu silla ergonómica es el apoyo lumbar que ésta tenga, entendiéndose que no es solo un mecanismo que soporta la espalda.
Deben ser ajustables al menos en altura y, en lo posible, también en el ancho y las posaderas con mecanismo de rotación, para que se ajusten al cuerpo de la persona que la use.
La altura debe ser regulable, para lograr un ángulo entre 90º y 120° para la flexión de las rodillas.
No es aconsejable que la altura sea muy baja, pues provocaría que la persona coloque los pies debajo de la silla.
Los pies deben tocar el suelo y, si es necesario, se debe tener un reposapies para compensar.
El grosor y material del tapizado también deben evaluarse.
No debe ser extremadamente acolchado ya que eso solo logrará que con el tiempo se deforme, adaptándose a cualquier mala postura que el usuario pudiese tener.
La tela debe ser transpirable, para que no genere humedad y soporte un uso continuo, garantizando su durabilidad.