La proporción áurea, también llamado número de Dios, es una de las bases sobre la que se ha edificado el mundo.
El interiorista, que recuerda que esta proporción se dice que está presente en obras de arte como la Monalisa, el Partenón de Atenas o las pirámides de Egipto, subraya que visualmente se traduce en una división de elementos donde una parte ocupa aproximadamente el 61,8% del total y la otra el 38,2%.
Para facilitar su aplicación práctica en la decoración sin necesidad de cálculos exactos, la proporción áurea se simplifica en la regla 60/40.
Esta regla se basa en la idea de que una parte «lidera» y otra «acompaña», creando una composición «totalmente equilibrada y armónica».
Y se puede aplicar, de forma más o menos flexible, a casi cualquier situación, desde el suelo a las paredes, de los colores al tamaño de los cuadros o los muebles.
«Puedes decorar cualquier casa con estilo y sin esfuerzo», subraya.
Por ejemplo, para la aplicación en paredes se sugiere llenar el 60% de una pared con elementos decorativos y dejar el 40% vacío para que «respire».
La regla 60/40 también se aplica al suelo, ya que según explica ABel de González se sugiere que «el 60% del suelo lo ocupa lo esencial, como el sofá, mesa de centro, alfombra, etc... y que el 40% restante queda libre para moverse, para respirar o para colocar pequeñas piezas».
Si los muebles ocupan más del 60%, el espacio se sentirá «saturado»; si ocupan menos, se verá «vacío».
La popular regla del 60/30/10 para los colores permite una distribución más matizada para lograr una paleta cromática equilibrada y una jerarquía visual en patrones y texturas.
Así, Abel de González sugiere que el 60% debe ser un color dominante, utilizado en paredes, suelos y piezas grandes como sofás; el 30% será un color secundario, para tapicerías, cortinas, alfombras; por último, el 10% es el «color de acento», presente en cojines, jarrones, arte.
La distribución crea «profundidad y una jerarquía equilibrada que da como resultado una paleta cromática bien armónica».
El decorador aconseja agrupar tonos de una misma familia para evitar obsesionarse con la exactitud.
Esta regla también se puede aplicar en los materiales utilizados.
De esta manera, se aconsja un 60% en materiales con «presencia visual tranquila», con textura o patrón sutil, frente a un 30% de vetas «con más personalidad y presencia que acompañe pero no domine» y un 10% con estampados «fuertes o un material con carácter gráfico claro, esas piezas que marcan el acento».
La reglas de los ⅔ en sofás, mesas o cuadros se aplica a la proporción de elementos interconectados: es ela a Regla de los dos tercios (o la de 1/3), muy útil para determinar el tamaño ideal de un elemento en relación con otro que lo acompaña.
Así, el sofá debe medir «alrededor de 2 tercios del ancho de la pared donde se va a apoyar»; la mesa de centro puede puede medir «dos tercios de largo del sofá» y el ancho ideal de los cuadros sobre sofá «ronda aproximadamente los 2 tercios del sofá».
Abel de Gónzalez, por último, destaca que aunque etas reglas «funcionan en arte, funcionan en la naturaleza, incluso en las galaxias», no es una «ley universal que tengamos que seguir en todo momento».
Un decorador profesional «nunca la aplica de forma rígida», ya que «a veces encaja y a veces no», de manera que siempre estará subordinada a la funcionalidad y las necesidades individuales del espacio.