La clasificación de bombillas no solo se basa en estilos de base y potencias, sino también en diferentes niveles de brillo y temperaturas de color.
El brillo de una bombilla se denota por su clasificación de lúmenes, donde cuantos más altos sean los lúmenes, más brillante será la bombilla.
Sin embargo, la luminosidad que debe tener una habitación es subjetiva y depende de factores como el tamaño de la habitación, los colores de las paredes y la ubicación de la luz.
Los vatios indican la cantidad de energía que consume una bombilla, y es importante considerar que las bombillas LED consumen mucha menos energía que las bombillas incandescentes.
La temperatura de color de las bombillas se indica por medio de una calificación Kelvin y viene con un nombre descriptivo, como «blanco suave» o «luz del día».
El blanco suave tiene una temperatura de color de 2700 a 3000 Kelvin y es cálido y amarillo, ideal para salas de estar y dormitorios.
El blanco cálido tiene una temperatura de color de 3000 a 4000 Kelvin y es adecuado para cocinas y baños.
El blanco frío tiene una temperatura de color de 4000 a 5000 Kelvin y es ideal para espacios de trabajo y cocinas con accesorios cromados.
La luz del día tiene una temperatura de color de 5000 a 6500 Kelvin y es ideal para trabajar, leer o maquillarse.
La elección entre luz blanca o amarilla depende de las preferencias personales y el uso, y es importante considerar la temperatura de color correcta para cada espacio y actividad.
En aplicaciones comerciales, elegir la temperatura de color correcta es importante para crear el estado de ánimo deseado y promocionar los productos de manera efectiva.
Al elegir bombillas para una habitación, es importante considerar el propósito del espacio y elegir bombillas que se adapten a esas necesidades.