La iluminación de una oficina es un aspecto clave en el ámbito laboral, ya que la luz que una persona recibe mientras trabaja va a influir en su propio bienestar y, por tanto, en su rendimiento durante la jornada laboral.
En términos generales, un buen rango estaría entre los 500 y los 2.000 lúmenes por metro cuadrado para los distintos espacios de una oficina, aunque este dato puede variar según las dimensiones del espacio, la altura de los techos, el tipo de bombilla y las necesidades específicas de cada usuario.
Un lumen es una unidad de medida que se utiliza para expresar la cantidad de luz que emite una lámpara o una bombilla.
Acertar en el número de lúmenes te permite no sólo iluminar correctamente los distintos espacios de trabajo, sino también mejorar la eficiencia energética de la propia oficina.
Una buena luminosidad reduce la fatiga visual, mejora el enfoque del ojo y minimiza la posibilidad de cometer errores, lo que influye de manera directa en la productividad.
Para calcular los lúmenes solo tienes que multiplicar los luxes recomendados por los m2 de superficie del espacio que quieres iluminar.
No todos los espacios requieren la misma cantidad de luz, por lo que es importante que tengas en cuenta las características propias del área que quieres iluminar y otros aspectos que van a influir en tu decisión.
Dimensiones del espacio: un espacio que sea grande necesita más cantidad de lúmenes para garantizar que la visibilidad sea la adecuada en las distintas áreas.
El uso del espacio: el para qué se va a utilizar el espacio que queremos iluminar es clave a la hora de ajustar la cantidad de lúmenes que necesitamos, ya que hay actividades que necesitan una mayor precisión visual.
La eficiencia energética: a la hora de calcular la cantidad de luz necesaria en una oficina, es importante el uso de fuentes de luz que sean eficientes para reducir el consumo energético y proteger el medioambiente.