Estantes flotantes: estos maximizan el espacio en las paredes sin ocupar el área del suelo; son perfectos para colocar todos los objetos pequeños que tengas para decorar, incluso también podrías acomodar libros.
Mesas plegables o extensibles: son perfectas para cocinas o áreas de comedor pequeñas, ya que se pueden extender o plegar según sea necesario.
Bancos con almacenamiento: además de complementar tu mesa plegable, ofrecen asientos y espacio para guardar cosas debajo, como juguetes, revistas o artículos diversos.
Sofás modulares: permiten reorganizar y ajustar la disposición según las necesidades, creando diferentes configuraciones para adaptarse al espacio disponible.
Mesa de centro con bandeja extraíble: este tipo de mueble es ideal para comer en la sala, y lo mejor es que lo podrás desarmar fácilmente en caso de que necesites más espacio.
Camas elevadas o literas: las primeras generan espacio debajo para poder almacenar cosas, ya sea que cuente con cajones integrados o espacio para colocar otros muebles como un escritorio o un pequeño sofá.
Mientras que el segundo tipo de cama es perfecta para un cuarto compartido por dos personas.
Sofá cama: este mueble puede estar en tu estudio como un cómodo sillón para leer o estudiar, y si lo necesitas, se transformará en una cama para un huésped.
Almacenamiento multifuncional: los muebles para almacenamiento, como las credenzas funcionan muy bien en espacios como la sala o el comedor, pues en ellos puedes guardar una variedad de objetos, desde utensilios de cocina, manteles, libros, etcétera, y la superficie podrás ocuparla para colocar elementos decorativos.
Muebles empotrados: si tienes la oportunidad de que tus estanterías, armarios o escritorios se pueden ajustar indefinidamente a la pared de un espacio específico, hazlo.
De este modo, maximizarás el uso del área sin obstruir el paso, además de que es una gran medida de seguridad en caso de sismos.