Los colores no son solo una cuestión de estética.
Tienen el poder de transmitir sensaciones y mensajes.
Por ejemplo, los colores como el rojo y el azul pueden provocar diferentes emociones en los consumidores.
El famoso CTA tiene que ser de un color llamativo que atraiga, que sea diferente, que llame la atención.
Rojo: Energía, pasión, urgencia.
Ideal para negocios que desean captar la atención de inmediato y fomentar la acción rápida, como en promociones o ventas especiales.
El rojo puede aumentar la tasa de conversión al crear una sensación de urgencia.
Los colores tienen un poder increíble en el marketing.
No subestimes su impacto en la percepción de tu marca y en las decisiones de compra de tus clientes.
Los estudios muestran que los compradores impulsivos reaccionan mejor a colores como el rojo, naranja, negro y azul.
Los compradores más racionales responden mejor a colores como el rosado claro, celeste y azul marino.
El verde puede comunicar una imagen de sostenibilidad y frescura, atrayendo a clientes interesados en un estilo de vida saludable.
El amarillo es excelente para llamar la atención y transmitir una actitud positiva.
El naranja es perfecto para negocios que buscan proyectar una imagen de innovación y dinamismo.
Es ideal para startups, empresas tecnológicas y negocios creativos.
El negro puede ayudar a posicionar tu negocio como una marca premium y atraer a clientes que valoran la exclusividad y el estilo.
Los colores pueden influir en las emociones y comportamientos de las personas.
Elige colores que alineen con la personalidad y valores de tu marca.
Utiliza herramientas en línea para comprobar el contraste y la legibilidad de tus colores.
La coherencia ayuda a reforzar la identidad de tu marca y facilita el reconocimiento.
Investiga y asegúrate de que los colores seleccionados no sean inapropiados o ofensivos en los mercados donde operas.
Crea una paleta equilibrada que no sea abrumadora para el espectador.
Utiliza el contraste para destacar elementos importantes y guiar la atención del usuario.
Opta por colores que no se vuelvan obsoletos rápidamente.
Evita tendencias pasajeras que puedan desactualizar tu marca con el tiempo.
Considera cómo los colores seleccionados se verán en diferentes plataformas y formatos (digital, impreso, productos, etc.).
Asegúrate de que los colores sean versátiles y se adapten bien a futuras expansiones de tu marca.