El Wabi-Sabi es una filosofía japonesa que se inspira en la belleza de lo natural, la imperfección y la huella del paso del tiempo.
La belleza en occidente ha sido tradicionalmente entendida como la simetría o proporción de la forma.
Los japoneses, en cambio, tenían una filosofía distinta, donde los ideales estéticos nacen de un respeto hacia lo frágil, lo pasajero y lo ligeramente “defectuoso”.
Es esta filosofía japonesa del siglo XII en la que se inspira este estilo decorativo que más bien podría considerarse un estilo de vida que ama lo natural, la imperfección y la huella del paso del tiempo.
No existe una traducción exacta para el término Wabi-Sabi, sin embargo, sí podemos definirlo como una forma de ver y observar el mundo.
Es una manera de vivir y percibir, aceptando el ciclo natural de crecimiento y decadencia propios de la vida.
De la naturaleza se toman tres conceptos que se aplican a este estilo: nada es perfecto, nada es completo y nada permanece en el tiempo.
En el Wabi Sabi existe un amor por la huella del tiempo que se encuentra latente en imperfecciones, arrugas, marcas, grietas, óxidos o pliegues propios del uso y el paso del tiempo.
Esto no sólo no se considera un defecto de los objetos, materiales o telas, sino que se acepta como un valor que los convierte en únicos y valiosos.
De esta manera, encontramos tazas, jarrones o telas gastadas, y cada una de ellas aporta su granito de arena para lograr una decoración Wabi Sabi.
El Wabi Sabi nos invita a vivir de la belleza del día a día.
Nos ofrece una pausa que nos permite disfrutar de la belleza de la imperfección, el silencio y la autenticidad.
La vida moderna queda atrás y con ello el materialismo.