Diseño escandinavo y arquitectura escandinava son la referencia a la que acuden muchos de nuestros clientes cuando nos describen cómo les gustaría que fuera su vivienda, haciendo alusión a este estilo tan particular que tienen las viviendas nórdicas.
Lo que hacían los diseñadores incipientes que participaron en la exposición fue aprovechar la modernidad de las piezas industriales con la exclusividad que aportaban las elaboradas artesanalmente.
El resultado era un conjunto decorativo elegante, funcional, moderno, y en el que se prestaba atención a lo exclusivamente necesario para crear hogares más cómodos.
Poco tiempo después, este estilo emergente se consolidaba en Estado Unidos.
Fue en 1954 a raíz de una exposición que recorrió el país promoviendo precisamente el estilo de vida de los hogares de países como Noruega, Suecia y Finlandia.
Ya en los años 50 y 60, este diseño tan característico y particular de los países del norte de Europa comenzó a ser demandado y exportado a otros países de la mano de nombres propios del diseño y de la decoración como Wegner o Juhl.
El diseño escandinavo puede definirse como una tendencia decorativa que apuesta por la sencillez, la calidez y el minimalismo.
Sus principales características podrían resumirse en: – Presencia de pocos muebles, pero de diseño de alta calidad.
– Predilección por los tonos blancos, neutros y luminosos.
– Uso de materiales naturales como la madera.
– Combinación de métodos de fabricación artesanales con métodos vanguardistas.
Si tuviéramos que destacar dos rasgos muy representativos del diseño escandinavo serían diseño y funcionalidad.
Las piezas de mobiliario tienen un diseño original, con formas simples que se escapan a las clásicas y que aportan mucho estilo y elegancia a los hogares.
Además, este estilo concede un gran protagonismo a piezas muy funcionales, normalmente muebles fuertes y duraderos, con poca ornamentación y mucho sentido práctico.
De ahí que destaquen las líneas simples para crear estéticas más limpias y frescas y los materiales como la madera para crear ambientes más acogedores y cálidos.
Otra de las características más destacadas del diseño nórdico es que también dan mucha importancia a la luz.
En los países escandinavos, especialmente durante los meses de invierno, hay muy pocas horas de luz al día, por lo que es imprescindible que los muebles potencien la luminosidad para crear una sensación de calidez y confortabilidad en hogares en los que también son importantes los grandes ventanales.
La presencia de plantas, los complementos textiles en tonos claros, la ligereza visual y las texturas naturales completan la lista de características de este estilo que ha conquistado al mundo entero, siendo una referencia decorativa a la hora de equipar una vivienda.