La función poética del lenguaje, conocida también como función estética, ocurre cuando el discurso tiene un propósito estético.
El centro de la función poética está en la forma del mensaje que, más que privar sobre el contenido, le imprime mayor significación y contundencia.
Son propias de la función poética las diversas formas de la literatura: la novela, el cuento, la poesía, las fábulas, entre muchas otras.
Las formas populares del discurso, enmarcadas dentro de determinadas tradiciones estéticas y culturales, también expresan una función poética.
Podemos citar el caso de los refranes populares, las leyendas populares, los trabalenguas, las adivinanzas y juegos de palabras.
En el lenguaje con función poética se presta la mayor atención a las formas discursivas, y se aplican con especial énfasis y cuidado diferentes figuras retóricas o literarias.
Entre algunas de ellas podemos mencionar: la metáfora, el símil, la hipérbole, la metonimia, el hipérbaton, la elipsis, la descripción y la ironía, entre otras.
En cuanto a las formas populares del discurso, podemos mencionar los siguientes ejemplos: “Oro parece / plata no es / el que no sepa / un tonto es” (adivinanza popular).
“Una golondrina no hace verano” (refrán popular).
“Obras son amores, que no buenas razones” (refrán popular).